La psicología me ha mostrado el camino hacia la compresión del por qué y para qué del comportamiento humano. Cuando acabé la carrera quise ahondar en lo que considero esencial, el establecimiento de una buena relación terapéutica. La escucha y la utilización del profesional como herramienta de sostén y acompañamiento en el proceso terapéutico es fundamental.
Siempre tuve la motivación de ayudar a un otro/a, sin perderme como referencia. Cada ser humano es diferente, con sus miedos e inquietudes, con su forma de estar y sentir el mundo que a cada uno/a nos ha tocado vivir. El ponerse delante de un otro/a, la valentía en mostrarse, el comenzar el camino de conocerse a uno mismo, lo considero un acto heroico.
En mi propio camino de autoconocimiento, he podido observar la necesidad de cuidar y ser cuidado, de ser acompañado por una persona en la que poco a poco empiezas a confiar y empiezas a compartir tu mundo interno. Soy una persona siempre en una constante búsqueda de conocimiento. Soy cuidador y entiendo la terapia como un lugar en que el uno pueda mostrarse sin ser juzgado. Guiar, confiando siempre en la capacidad inherente del ser humano para encontrar sus propios recursos. Siempre al ritmo que requiere cada paciente, adaptando mi modo de trabajar. Ya que cada persona somos diferentes y únicos.